segunda-feira, 4 de novembro de 2019

4- PÁGINA FIN DEL MUNDO

 LOS FINISTERRES ATLÁNTICOS 

LOS FINISTERRES DONDE ACABABA, BIEN ANTES DEL CRISTIANISMO Y DE LA FUNDACIÓN DE COMPOSTELA, EL ANCESTRAL CAMINO DE LAS ESTRELLAS,  SON ESCORPIÓNICOS ESCENARIOS DE MEDITACIÓN, MUERTE Y REGENERACIÓN, SANTUARIOS NATURALES, NÉMETONS.

LA MUERTE ES EL COMPLEMENTO DE LA VIDA, FLUJO, REFLUJO, ATARDECER Y AMANECER… ACABANDO DE MATAR EN CADA MOMENTO LO QUE YA ESTÁ CASI MUERTO, ME REGENERO.

 YO SOY LA TRANSFORMACIÓN MISMA. MI MENTE SE DEBE TRANSFORMAR, PARA MANTENERSE LIMPIA Y VIVA, CONECTADA Y CREATIVA.

ANTECEDENTES:

Toda Galicia es una tierra meiga o mágica, pero donde más mágicos y sugerentes se vuelven sus paisajes es entre las penínsulas, cabos e islas que enmarcan las Rías Bajas y Altas. En eras remotas, la península Ibérica se levantó por oriente y se hundió por occidente, tal vez eso tenga que ver con leyendas tales como las del hundimiento de la Atlántida.

 El océano inundó los cauces de los ríos y valles que llegaban a él desde el macizo Galaico y se formaron esas bahías bellísimas que llamamos Rías, donde el piélago se dulcifica.

 
También desde tiempos remotos, pero no tanto, los buscadores de conocimiento de todas las tribus europeas convirtieron al sol en su dios y modelo inspirador, con lo que el recorrido solar de este a oeste se consideraba el sendero iniciático por excelencia, el mismo que, de noche, era llamado el Camino de las Estrellas.

Contábase que, a su final, se acababa el mundo allí donde el sol poniente era engullido por el mar, y que las almas de los valientes bienaventurados e iluminados que hasta aquel punto conseguían llegar, trascendían a un nivel superior de consciencia a través de portales que se abrían para ellos ante las Islas de los Dioses.

 Islas de los Dioses superpuestas a los paisajes físicos, que sólo se aparecían en el horizonte final, en todo su esplendor, a los que más habían ampliado sus niveles de sensibilidad y percepción durante su viaje de héroes o heroínas al fin del mundo. 

Una concha recogida en aquellas remotas playas, colgada del frente del hogar del aventurero retornado a su patria, mostraba a todos que allí moraba una persona que tuvo arrestos para llegar hasta el final de todos los caminos y que había conseguido regresar para contarlo.

 Muchos siglos después, los pueblos nómadas de lenguas indoeuropeas que apacentaban sus rebaños al norte del Cáucaso, entre los mares Negro y Caspio, comenzaron a fabricar armas y ruedas resistentes para sus carros con el hierro, cuya metalurgia se había desarrollado en la Anatolia. 

Entonces, hacia el 1200 a. C, el viaje iniciático de unas pocas individualidades excepcionales pudo convertirse en una oportunidad para multitudes.

 En grandes migraciones, los clanes y las tribus caucásicas fueron cruzando Europa toda hacia el oeste, por el sur y por el norte, intentando establecerse lo más cerca posible del Océano del Fin del Mundo y de las Islas de los Bienaventurados, su soñado Paraíso, llevando las lenguas y mitos que hoy llamamos celtas hasta los verdes finisterres atlánticos. 


 Uno de aquellos finisterres, el primero que encuentran los que vienen de Portugal,  era lo que hoy denominamos la Península de Morrazo, que separa las rías de Pontevedra y Vigo. En su extremo se encuentra el Cabo do Home, apuntando, por el sur, hacia las islas Cíes, y  por el norte, hacia las de Ons. En el arranque del cabo y dominando el paisaje, se alzan los 186 metros de altura del monte Facho de Donón. 

Facho significa, en Gallego, faro de fuego, ya que estuvo coronado por una garita de vigilancia que encendía una hoguera para avisar al interior del avistamiento de saqueadores marítimos. 

La cumbre del monte es un yacimiento arqueológico de los más importantes de la Península Ibérica, a pesar de que no se han excavado más que las capas superficiales del terreno. 



Con toda seguridad, aquel morro del Fin del Mundo desde el que se divisan las Islas de los Dioses fue uno de los principales santuarios ancestrales, lugares de poder o németons, que marcaban el final del Camino de las Estrellas a los peregrinos precristianos. 
Desconocemos bajo que advocación se hallaba el santuario que hoy llamamos de Donón en las remotas Edades de Piedra, del Cobre y del Bronce, mas, de la Edad del Hierro, la Edad Media recogió y conservó las leyendas irlandesas que hablan de Éber Donn, Érimon y el mago Amergin, como líderes de los Hijos de Mil, los Miftryhft o los celtas goidélicos que, procedentes de Galicia, protagonizaron la última de las invasiones de Irlanda, arrebatándosela a los conquistadores anteriores, los poderosos Tuatha Dé Danann. 


DONÓN O DONN
De acuerdo con la mitología irlandesa, Donn, un guerrero Fianna, engendró en la bella Crocnuit a Diarmuid, arquetipo del amor y de la armonía que surgen tras la resolución del conflicto. Donn es considerado el padre de los irlandeses; una posición similar a la de Dis Pater, señor del Trasmundo entre los galos, conforme lo observado por Júlio César en sus escritos. 


 Durante la conquista de Irlanda, Donn ofendió a Ériu, o Erinn, una de las diosas que daban nombre a aquella tierra, y murió ahogado a lo ancho de su costa suroeste. 

En una pequeña isla rocosa de ella, denominada Bull Rock o Teach Duinn (la Casa de Donn), contábase que se encontraba la sede de Donn, trascendido ahora, por el perdón y la ayuda de la diosa, como el Señor de los Muertos, o el Oscuro, o la Negra Sombra, el mismo arquetipo de Osiris egipcio, que también concede la regeneración interdimensional a los iniciados que se la han merecido. La casa de Osiris, como la de Donn, era el lugar de reunión de los muertos gloriosos, justo antes de iniciar su jornada triunfal hacia el Trasmundo, el paraíso de los héroes y los bienaventurados. 

Datos sobre Donn
https://cangas.gal/turismo/info.php/es/6 https://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/26/22/35koch.pdf



Históricamente, se afirma que el tránsito naval comercial entre la península y las islas británicas existía ya en la Era del Bronce Atlántica. También hay pruebas, desde el punto de vista lingüístico, de que el idioma gaélico irlandés pertenecía a la misma familia que las lenguas prerromanas del norte de España, diferenciándose de las de Gales o Cornualles, éstas pertenecientes a la rama bretona de la lengua céltica. Los siglos IV y III a. C. marcaron el auge del poder celta en las distintas partes de Europa. 

 Aunque todas esas leyendas (recogidas muchos siglos después, siglo XI, en el Libro de las Invasiones de Irlanda o Lebor Gabála Érenn), son muy vagas, mitológicas, remotas y discutibles, unos estudios de la Universidad de Oxford vinieron a confirmar, en 2006, tras realizar una prueba de ADN a 10.000 británicos, que la mayoría de los pobladores de estas islas tiene idénticos genes que los del noroeste de la Península Ibérica. https://es.wikipedia.org/wiki/Lebor_Gabála_Érenn https://www.youtube.com/watch?v=m8XirXeRitc 

Las excavaciones, aún superficiales, practicadas hasta ahora en el Facho de Donón de la Península de Morrazo, permiten especular que, efectivamente, el monte ya era un muy conocido lugar de poder en la Edad del Bronce. Pero lo que sí se puede comprobar documentalmente es que en un tiempo mucho más tardío, ya en la Era Romana, continuaba siéndolo, bajo la advocación del dios lar Bero Breo, según consta en la mayoría de las inscripciones, del que no se conocen otros santuarios ni referencias.

 Parece que los lares eran los espíritus protectores más próximos a los humanos, algunos cuidando del hogar, otros de los viajeros o de los navegantes. Eran hijos de Mercurio y de Lara, una náyade o ninfa del agua. Innumerables peregrinos llegaban hasta el castro de Beróbriga en Donón, confeccionaban toscamente o adquirían unos altares de piedra del cabo en forma de columna, los subían a la cumbre del morro, los plantaban en tierra mirando a las Islas Sagradas y hacían sobre ellos ofendas de vino o aceite perfumado, pidiendo al Señor de la Vida y de la Muerte, llamado en los tiempos de Roma Bero Breo, salud y regeneración.


 Dicen los arqueólogos que la cumbre del monte llegó a estar tan erizada de aras votivas que tuvo que ser ampliada para que cupiesen más, a pesar de que las más antiguas y dañadas por la intemperie iban siendo reemplazadas por las nuevas. Arriba, una recreación fantasiosa de Manuel Castelin, usando Photohop.

 Con la llegada del cristianismo, se sustituyó el culto de Bero Breo por el de San Andrés, un santo en el que se sincretizó la figura pagana de Hermes, el conductor de las almas al otro mundo, cuya feligresía continuó sus peregrinaciones a las ermitas sanadresinas que la Iglesia levantó en los diversos finisterres atlánticos. Muchas de las aras votivas fueron usadas como cimientos del poblado cristiano. 


 POR TODAS ESTAS REFERENCIAS Y, ESPECIALMENTE, PORQUE SE TRATA DEL LUGAR MÁS MÁGICO, EVOCADOR DEL INFINITO Y PROPICIO A LA MEDITACIÓN, DE TODO EL FINAL DEL CAMINO, es porque el autor de estas Cartas-Guía no se conforma con que la Vía de las Estrellas para la ampliación y regeneración de la mentalidad de los peregrinos del autoencuentro quede sólo restringida a las rutas y las tradiciones de la Era Cristiana o a las conveniencias turísticas contemporáneas, y propone el descubrimiento intuitivo de la Península de Morrazo (no sólo la contemplación del cabo de su extremo, sino también la meditación en las mámoas o dólmenes de sus alturas). Se propone a los buscadores más libres y sensibles, como efectiva Variante Atemporal, en este trabajo que se guía, especialmente, por sentir el momento, sintiéndose integrado con la vibración de cada lugar. 

Lo mismo vale, sin duda, para el resto de las playas, penínsulas y montes de las otras Rías Bajas y Altas, evocadores santuarios naturales (németons para los celtas), portales interdimensionales,  laberínticas metas del Camino precristiano.

El Cabo de Hermes, el cabo más occidental de la Costa de la Muerte. 

Laberinto imaginado de Monte Pión al fondo de la Playa de Mar de Fóra, Escenario-meta de la novela de M. Castelin " VIAJE DE ORFEO Al FIN DEL MUNDO"
Este es el lugar donde se realiza la Iniciación de Orfeo al Laberinto, a fin de prepararlo para descender al Mundo de los Muertos y retornar, para lo cual es necesario acabar completamente de comprender y armonizar las circunstancias del Ciclo Vivencial Presente. 


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